Una última vez

No es el final de los cuentos de hadas, no vende películas y despierta en nosotros sentimientos que quizás no quieran ver la luz, pero también nos persigue irremediablemente a lo largo de la vida, porque a cada feliz comienzo le acompaña un triste final.

Existirá una última vez para lograr llorando que te acunen, para que tu padre te eleve por las alturas y poder disfrutar de aquellas maravillosas vistas en tus pequeños ojos. Echarás de menos un último examen y maestro, aunque en tu vida muchas circunstancias tendrán el rostro de estos conceptos. Y un día también será tu último día de trabajo.

Habrá una última vez para saltar, gritar y bailar, para sentir, una última vez para correr con el viento en contra y disfrutar de la juventud. Podrás escuchar y ver una última vez, saborear y olfatear, desarrollar una imaginación sin límites. Para ti habrá una última puesta de sol, una última vez para ver la caída de hojas en otoño y el florecer de los más bellos campos en primavera. Un último invierno para sentir la vida que produce el frío en tu piel y ese verano para experimentar la tranquilidad que genera el sonido del mar.

Se presentará una última vez con tus seres queridos, un último abrazo para cada uno de ellos. Porque una última vez recibirás la ternura de tu madre, una última conversación con tu padre, un último consejo que dar a tu hermano, darás un último beso a aquella persona que amas. Tendrás una última inspiración y un último suspiro, un último latido que finalizará para siempre todas y cada una de estas últimas veces.

Las despedidas son tristes, pero solo porque cargan infinitos recuerdos felices, que ocupan un lugar privilegiado y nos hacen sentir vivos. Siéntete agradecido por cada momento y vívelo al máximo, como si fuera el último. Porque, cuando sí lo sea, cerrarás los ojos con todas tus fuerzas y desearás que la vida te conceda otra oportunidad para volver a saborearla, aunque solo sea una última vez.